Un alegato estremecedor contra los totalitarismos. Escrito en la Alemania nazi. En 1534, en la ciudad alemana de Münster, Johann Bockelson, un antiguo  sastre de Leyden, se autoproclama «profeta» y luego se hace nombrar rey.  Se apodera de la localidad, convertida en Ciudad Santa de Sión, invocando «el retorno a la pureza de la religión cristiana». La  corriente anabaptista que él encabezaba era la más extremista del  protestantismo. Creían poder volver al estadio anterior al pecado original a través de un reordenamiento social.
Los resultados de esa utopía fueron desastrosos: abusos de todo tipo,  poligamia obligatoria -bajo pena de muerte para quienes se negaran-,  eliminación de «las bocas inútiles», ejecuciones cotidianas y, finalmente, cuando se ven cercados por las tropas del obispo  y  acuciados por el hambre, antropofagia. El drama dura un año y medio y  sólo concluirá con la toma de Münster y el ajusticiamiento  del «rey» y sus secuaces.
Friedrich Reck-Malleczewen, el autor, piensa que un ser despreciable  como Bockelson no merecía que se le dedicara un libro, pero lo  que lo  hizo arriesgarse a escribirlo en pleno nazismo fue cómo semejante  personaje consiguió arrastrar con él a toda una ciudad para que  desafiara al Imperio y a la Iglesia, y, de paso, contagiar a numerosas ciudades de Alemania y los Países Bajos.
 Pero quizá lo más aterrador del libro, con serlo éste mucho, sean los  paralelismos entre el régimen totalitario instaurado en Münster y lo que  en esos momentos está viviendo Alemania. Sobrecoge pensar que lo que  sucedió 400 años antes, y parecía una anomalía de la Historia, se  repitiese, pero a mayor escala, con los mismos elementos de horror  absoluto, desprecio por la vida humana y despotismo ejercido por gente  amoral, cuando no auténticos delincuentes. En esta época actual nuestra,  tan manipulable, tal vez este texto nos sirva de advertencia o, como mínimo, nos dé que pensar.